No a los agrotóxicos
Martes, 22 de Mayo de 2012
(AW) La Junta Interna de ATE del Hospital Garrahan denuncia que, en el
marco de la muerte de otro niño, el sistema agroindustrial que se
mantiene e insentiva desde el gobierno nacional, sigue intoxicando,
enfermando y matando a los pobladores. Al mismo tiempo, solicitan que
las autoridades tomen medidas para garantizar la salud de los
trabajadores del campo más humildes.
Buenos Aires, 21 de Mayo de 2012 (Junta Interna ATE – Hospital Garrahan)
Comunicado de prensa
AGROTOXICOS = ENFERMEDAD Y MUERTE
Desde la Junta Interna de ATE del Hospital de Pediatría Garrahan
denunciamos una vez más que tal y como lo venimos difundiendo, el
modelo agroindustrial imperante en el país desde hace más de una
década, en base a monocultivos, transgénicos y uso de agrotóxicos:
intoxica, enferma y mata.
Así lo ratifica la muerte de dos niños de la misma ciudad -Lavalle-
Corrientes, en apenas un año, uno de los cuales falleció hace apenas
una semana en nuestro hospital y, si bien aún resta confirmar el
origen de la toxicidad, las circunstancias, el lugar y los
antecedentes indicarían, sin lugar a dudas que la causa del
envenenamiento fueron los agrotóxicos utilizados en la horticultura.
Desde ATE, venimos desarrollando actividades de apoyo y difusión a la
Red de Médicos de Pueblos Fumigados y a las Madres de B° Ituzaingó, a
través de charlas que reflejan esta grave situación a través de los
dichos de sus víctimas y de trabajos científicos que lo fundamentan de
manera sobrada y que consideramos alcanzan para aplicar el principio
precautorio que prohíba el uso de estas sustancias.
Porque la Salud no es una mercancía y debe prevalecer sobre cualquier
otro valor…
Porque los venenos son venenos, enferman y matan…
Convocamos a los trabajadores de la salud a comprometerse y
movilizarse al respecto.
Exigimos a las autoridades que en lo inmediato se tomen medidas para
resguardar la salud de la población, que como siempre es la más
humilde, que está siendo agredida desde hace años y afectada de manera
aguda y crónica.
¡PAREN DE FUMIGAR-PAREN DE ENFERMAR- PAREN DE MATAR!
Junta Interna ATE
Hospital de Pediatría Juan P.Garrahan.
*Transcribimos a continuación la nota de una compañera del hospital:
DOS NIÑOS MUERTOS POR AGROTOXICOS EN UN AÑO
¿CUANTOS MUERTOS MÁS DEBEREMOS CONTAR?
Esto en verdad es algo que nunca hubiera deseado escribir. Me lleva a
hacerlo el dolor y la impotencia que desde hace unos días siento tras
conocer un dato, frío, como todos los datos o las estadísticas:
El sábado pasado, tras permanecer varios días internados en grave
estado, falleció otro niño, oriundo de la ciudad de Lavalle,
Corrientes, intoxicado por agrotóxicos.
En junio del 2011, me encontraba participando de un Encuentro de
Pueblos Fumigados en Carlos Pellegrini, Corrientes y allí supe de la
muerte de Nicolás y también de lo grave que estaba Celeste, trasladada
a Buenos Aires y en lista de trasplante hepático, que finalmente no
necesitó.
Allí, la mamá de Nicolás me contó que vivían frente a una tomatera que
siempre «tiraban venenos», que en esos día habían tirado y que las
zapatillas de los chicos tenían incluso pegado barro que se había
hecho al mezclarse con el agua que venía de la tomatera. Contó que
Nicolás lamentablemente no corrió la misma suerte de Celeste, él ni
siquiera pudo llegar a ser trasladado a un centro de mayor
complejidad.
Los familiares de Celeste allí presentes, me encomendaron que a mi
regreso a capital contactara con la madre de la niña. En los pocos
encuentros que tuve -ya Celeste estaba mejor- relató nuevamente el
miedo que tenían de regresar a ese lugar, ya que sabían que la vida de
ellos y sobre todo la de sus hijos corrían serios riesgos a causa de
la amenaza de envenenamiento constante que significaba vivir allí, por
las permanentes fumigaciones en las tomateras.
A sabiendas de la gravedad de las consecuencias que las fumigaciones
están provocando en la salud de la población afectada, es que
participé de encuentros escuchando testimonios de pobladores y
profesionales afectados; escribí notas a autoridades hospitalarias
alertando sobre el tema y solicitando ayuda; difundí informaciones y
participé en la organización de charlas-ateneos dentro de
instituciones de Salud, tres en menos de un año.
Evidentemente pareciera que nada de esto, que muchos otros ya vienen
tenazmente realizando y denunciando también desde hace años, hace que
las autoridades correspondientes tomen cartas en el asunto, de lo
contrario estas cosas no deberían seguir ocurriendo con descarada
impunidad.
Ante tanta impotencia y dolor que, aún no me invalidan a perseverar en
el tema, algunas preguntas y reflexiones pugnan por salir de mi
cabeza.
No es esta la ocasión de citas pero, hay informes científicos más que
suficientes que indican que las sustancias que se están utilizando en
la agricultura en los últimos años son más que dañinos para el suelo,
el agua, los animales y las personas…es decir, más claro: son
VENENOS incluso algunos fueron utilizados como armas de guerra y ahora
son derramados a millones de litros sobre poblaciones indefensas.
Los niños de Corrientes tal vez hayan «cometido el delito» de llevarse
tierra o alguna planta del lugar -donde viven, aman y se saben parte-
a la boca. Cualquiera de nosotros o nuestros hijos, sobrinos o nietos
lo hemos hecho alguna vez, pero es evidente que a ellos desde hace
unos años, esto les está representando la diferencia entre la vida y
la muerte.
Unos días antes de descomponerse el nene que falleció el sábado, los
«marcadores biológicos», según cuentan, indicaron claramente que ahí
estaba pasando algo: cayeron fulminados el perro, los chanchos y otros
animales del lugar, «ninguno se agusanó» cuentan asombrados. Vaya
detalles no?
¿Quién y desde cuándo han dictaminado que jugar con la naturaleza sea
una inapelable sentencia de muerte?
Imaginemos por un momento que en lugar de haber sido por agrotóxicos,
hubieran sido dos muertes en un año, en una ciudad de 5000 hab. (como
aproximadamente tiene Lavalle) por inseguridad por ejemplo, por
secuestros u otra causa ¿Cuál habría sido nuestra reacción como
sociedad?…
¿Y la reacción de los medios…corporativos o no? Si la causa hubiera
sido otra, si además los chicos hubieran sido de otro medio
social…¿Cuál habría sido la atención, las páginas y el tiempo
dedicado por la prensa?…
Sin duda hubieran estado haciendo largas y firmes guardias
periodísticas esperando «el último parte médico» que informara como
sigue todo…estarían esperando resultados de análisis…de
autopsia…etc.
En definitiva, estarían haciendo sentir a la sociedad que la persona
que está peleando por sobrevivir, si se muere, se nos muere un poco a
todos no??
¿Por qué en este caso no pasa lo mismo? Me pregunto: ¿la muerte de
estos dos nenes no nos debe doler a todos?
Eran dos nenes sanos, nunca nadie debía haberlos intoxicado, tampoco
fue un descuido de la madre…
Y, a los equipos de salud: ¿Qué responsabilidad nos cabe en salir a
denunciar estas cosas que vemos están pasando? ¿Es ético seguir
mirando para otro lado cuando están envenenando a las personas
impunemente?
Y estamos hablando acá solo de las intoxicaciones agudas, ¿qué pasa
además con las consecuencias crónicas en el medio ambiente y en las
personas? ¿Qué pasa desde el punto de vista de la salud, con el aire
que respiramos, con el agua que tomamos, con los alimentos que
ingerimos?..
Esos tomates de Lavalle seguramente estarán en nuestra mesa
mañana?…Que la población esté ingiriendo a diario pequeñas dosis de
tóxicos que se irán acumulando progresivamente, no es un problema de
salud?
Y, en caso de haber recibido un trasplante hepático, ¿no deberíamos
cuestionarnos si es un éxito para la ciencia o los equipos de salud
intervinientes, realizar un trasplante con todo lo que ello significa,
en un nene que nunca debía haberlo necesitado, de no ser porque se
está permitiendo envenenar a las personas?
Y: ¿A quién vamos a comunicar los resultados de los análisis, al
SENASA? institución que permite que estos venenos sigan siendo
utilizados? Qué esperamos que nos van a decir? No debemos pensar en
hacer algo más?
Y al Ministerio de Educación? No le preocupa que «sus alumnos y
maestros» estén siendo fumigados mientras están tomando clases o en
los patios de las escuelas? Tampoco lo saben?
Y que se están enfermando y muriendo como consecuencia de ello?
Algunas cosas, pocas, tengo claras entre tanta impotencia y dolor que aturde.
Esto no se arregla «alejando» las fumigaciones. Los venenos son
venenos y enferman y matan, más rápido o más lentamente, sea por aire,
por tierra, a 800 o a mil metros: creo que no hay lugar a discusión:
NO SE DEBEN USAR.
Lo más fácil es cargar sobre responsabilidades individuales -que las
hay por supuesto y deben pagar- pero pienso que hay otras que son más
grandes y siempre terminan eludiéndose y son las que corresponden a
las autoridades que deben tomar medidas urgentes, prohibiendo usos y
protegiendo a las víctimas que son presa fáciles de esta situación,
por ser los más humildes y con sus necesidades totalmente
insatisfechas.
Protegerlos significa no dejar que nadie tome represalia con ellos y
ofrecerles otro medio de subsistencia que no sea a costa de su salud o
la de sus familiares por ejemplo.
Pienso que la solución no es fácil, pero es una decisión política, no
hay otro modo de cambiarlo y debe priorizar la Salud a la rentabilidad
indefectiblemente, aunque tristemente uno observa que todo va camino a
seguir profundizándose, pero en sentido contrario.
Mientras, seguiremos insistiendo en que los agrotóxicos
enferman…envenenan y matan, pero sin dejar de denunciar también que
de todo eso hay responsables, hay homicidas y hay cómplices que callan
y otorgan mientras se llenan de dinero.
Sin duda hay que subvertir los valores ya que, de seguir así,
seguiremos contando los enfermos y muertos que por supuesto siempre
los ponemos nosotros, los de este lado de la vereda.
Mercedes Mendez/Mechi
Enfermera del Hospital Garrahan